7 Estrategias de control y dominio que no deberían estar presentes en una relación de pareja:

adminAdultos, Parejas

  1. DEGRADACIÓN: Significa reducir el valor esencial de una persona, considerándonos superiores a ella. Ejemplos prácticos:
    • Tratar a la mujer como alguien inferior, insultándola (estúpida, inútil, tonta, mentirosa, loca, etc.), metiéndose con su aspecto, buscando errores y fallos constantemente, evidenciando defectos y debilidades, descalificando sus habilidades, estrategias y recursos (“ni siquiera sirves para…”), despreciar sus metas ridiculizando lo que para ella es importante y valioso, burlarse de todo lo que hace o dice, no expresar nunca reconocimiento de sus cualidades y aciertos, saboteando sus éxitos, humillando y desacreditando o desautorizándola públicamente, seducir a otras mujeres en su presencia…
  2. COSIFICACIÓN: Como el propio nombre indica es convertir a la persona en una cosa, un objeto, sin deseos, necesidades, sueños, aspiraciones o toma de decisiones propia. Ejemplos:
    • Negar la palabra como forma de castigo, tomar decisiones de manera unilateral sin respetar su opinión, ignorar su presencia o lo que ella dice, espiar lo que hace, invadir su espacio vital o exigir explicaciones hasta por cosas mínimas cómo el ir al médico, dar órdenes, imponer lo que debe leer, escuchar o hacer, destruir cosas con valor afectivo o simbólico para ella (recuerdos, fotos, etc.), descuidarla en situaciones críticas (enferma, embarazo, etc.), obligar o imponer relaciones sexuales o prácticas no deseadas, exigir el modo en que debe ir vestida, peinada o maquillada.
  3. INTIMIDACIÓN: Infundir miedo o temor, causar terror. Por medio de:
    • Amenazas acerca de quitarla a los hijos, echarla de casa, destruir el patrimonio, de matarla, suicidio por parte de él, etc., agredirla físicamente (empujar, zarandear, abofetear, golpear, dar patadas, pellizcar, tirar del pelo, morder,…), agredir sexualmente, utilizar miradas, posturas o tonos amenazantes, gritar, acosar telefónicamente, perseguir, vigilar, romper o lanzar objetos, destrozarlos, atacar a las mascotas o conducir de forma temeraria, poniendo en riesgo su vida.
  4. SOBRECARGA DE RESPONSABILIDADES: Demandar que se haga cargo, ella sola, de los problemas y responsabilidad que deberían ser compartidas por ambos miembros de la pareja. Por ejemplo:
    • Creerse el dueño de la casa, teniendo que estar la mujer siempre disponible y a su servicio, revisando las tareas que realiza y pretendiendo que las cumpla, exigir que adivine sus pensamientos, deseos o necesidades, realizar demandas ridículas para que focalice toda su atención en él, mostrarse celoso y competitivo con sus hijos/as y culparla de cualquier problema o conflicto.
  5. PRIVACIÓN SOCIAL O ECONÓMICA: Reducir o limitar la posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas, tanto personales, sociales cómo laborales. Ejemplos:
    • Restringir salidas y horarios, decidiendo a dónde puede ir y a dónde no, impedir sus relaciones familiares y sociales, sabotear las situaciones para conseguir que las personas se alejen de ella, desconectar el teléfono o la conexión a internet cuando él se va de casa, ocultar información acerca de la situación económica, darla de forma mensual o semanal una paga para que mantenga las necesidades familiares y pedirle cuentas detalladas de todos los gastos realizados, interferir en la decisión de ella de trabajar o de seguir formándose y tomarla por ella.
  6. DISTORSIÓN DE LA REALIDAD SUBJETIVA: Intentar transformar la percepción de la realidad, el juicio, conciencia y memoria, de la mujer, en su propio beneficio. Es decir, mediante:
    • Negar valor o credibilidad a lo que dice ella, utilizar argumentos contradictorios de forma sistemática, usar la “ilusión de alternativas” para hacerla ver que es ella la que toma la decisión dando alternativas para guiarla a la que él quiere, convertir aspectos triviales y sin importancia en razones profundas, tergiversar acuerdos o conversaciones, realizar pequeñas concesiones para luego quitárselas, como regalos o sorpresas, mantener una imagen social opuesta a la que muestra en el ámbito privado, apelar a la “superioridad” de su lógica o razón, olvidar sus promesas, engañar, mentir o negar lo evidente para hacerla creer que está loca, realizar acusaciones de paternidad dudosa y manipular su estado físico, alterando el sueño, el reposo o inducirla a tomar tranquilizantes.
  7. ESTRATEGIAS DEFENSIVAS: Usa este tipo de estrategias para volcar toda la responsabilidad de las conductas violentas o conflictos familiares en la mujer. “Ella siempre tiene la culpa”. Por medio de:
    • Minimización, restando importancia o gravedad a los hechos, argumentando que estos no han sido tan graves, ni para tanto; Fundamentación, da explicaciones  para hacerla ver que es correcto lo que hace, ya que no hay otra forma de hacerla entrar en razón, es por su bien;  Racionalización,  trata de convencerla mediante la razón, explicando de manera coherente sus motivaciones, conductas y hechos para que se llegue a ese tipo de situaciones; Desviación del problema, “él nunca tiene la responsabilidad sobre el daño de la mujer”, por lo que intenta hacerla creer que su violencia se debe a circunstancias externas y ajenas a sí mismo, cómo problemas en el trabajo, un mal día, alcohol, etc.; Negación de la violencia, para restarle credibilidad a la víctima, niega que haya pasado absolutamente nada; Olvido, asegura que no recuerda nada de lo ocurrido, “debía estar en shock”; y, por último, el chantaje emocional mediante “estrategias de arrepentimiento”, induciendo sentimientos de lastima o pena hacia él.

Noemí Gutiérrez Serrano (Nº col.: M.26735)

Psicóloga con especialidad en Salud y Clínica. Experta en Terapia Familiar Sistémica.